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Esta iglesia parroquial se encuentra ubicada en una hondonada o pequeña planicie, formada por dos arroyos que descienden de las laderas del Bizkargi, que al rodearla le dan una curiosa apariencia de fortaleza, apariencia favorecida por el foso que se aprecia en su cara posterior, de ahí que le cuadre admirablemente el nombre con que se le conoce desde la Edad Media “San Vicente de Ugarte”, ya que Ugarte significa rodeado de agua, entre aguas. Actualmente, esta zona constituye el centro administrativo, ya que en ella se encuentra también el ayuntamiento, y en la antigüedad constituyó el núcleo de la anteiglesia de Muxika.

El templo está compuesto de diversas construcciones adosadas a la nave principal que está orientada hacia el NE., siendo éstas la sacristía que se halla en un lateral de la cabecera, y la torre de campanas a los pies.

La iglesia tiene planta constituida por una sola nave, dividida en tres tramos iguales, rectangulares, cubiertos con lunetos, más capilla mayor cuadrangular. Una nave transversal cruza a ésta conformando un crucero que se manifiesta en planta. Sobre esta intersección se alza el volumen de un casquete elíptico equilibrando las fuerzas dinámica y estática.

Se apareja en mampuesto pero aparece también sillar en los esquinales, contrafuertes y ventanas. En el pórtico y crucero el aparejo aparece enfoscado. En el muro sur se observan dos tramos en altura con matices diferentes de color, lo que hace suponer que hubo dos fábricas diferentes y por lo tanto saber hasta qué altura aproximadamente pudo llegar la primera y cuál es el añadido posterior. Por el interior, el aparejo aparece recubierto por una capa de pintura blanca, aunque en algunos tramos, como en los arcos aparece policromada, así como en la parte sustentante de éstos, dando la sensación de pilastras. El crucero se halla pintado con pintura arquitectónica y en las trompas en que se sustenta aparecen los cuatro evangelistas.

>La silueta de San Vicente de Ugarte
La silueta de San Vicente de Ugarte se repite
mucho en la comarca: Morga, Kortezubi,
Mendata, etc., pero un componente nuevo
es el "dado" administrado en 1761 por Fray
Antonio de Manzanares, elemental sistema
de trasdose de la cúpula. La escueta torre
data de 1650.

La nave principal está cubierta por una bóveda que se sustenta en arcos fajones de tipo carpanel en cuya parte inferior se hallan una especie de medallones. En la nave transversal, bóveda de medio cañón. que en el crucero da lugar a una cúpula de base elíptica sustentada sobre trompas. Al exterior aparecen seis contrafuertes.

El cuerpo de luces se halla en la fachada sur, a la cual se abren cuatro ventanas, una en cada uno de los tramos de la nave principal y la cuarta en la nave transversal, todos ellos adintelados. En la fachada norte, aparecen dos ventanas, actualmente cegadas. La del segundo tramo a partir de los pies, es un vano de medio punto y geminado con derrame exterior, apareciendo en el parteluz una decoración de estrías. Voltean sobre él dos arcos apuntados; su tímpano tiene óculo simple que dibuja una pequeña cruz. Este vano entra dentro de la misma clasificación de los que aparecen en San Román, pero en un tono más culto. El vano del tramo de los pies es geminado, pero no acusa derrame. Sobre el parteluz grueso severo, se aguantan dos vanos geminados, algo apuntados. Este recuerda a los vanos de los pies en San Román, mientras que el anterior al del ábside.

El coro se encuentra a los pies sustentado por una columna con capitel jónico y base.

Tiene dos accesos. El principal se encuentra en la fachada principal sur, el cual consiste en una puerta con arco escarzano. No se encuentra esta puerta artística que cita Iturriza. A los pies se encuentra el segundo acceso, bajo la torre campanera y es una puerta de medio punto con dos estrellas superpuestas, en un círculo labrado en la dovela central.

Acceso principal
IAcceso principal.

El pórtico lo encontramos a lo largo de toda la fachada sur. Es un pórtico pobre, con techumbre de madera, sustentado todo ello por pilares reforzados con tirantes de madera también. Lo más destacable son unos canecillos concretamente 8 y unos trozos de cornisa, en los que se observa un motivo decorativo de hojas de encina. Todo ello localizado en el segundo y tercer tramo de la nave principal. El naturalismo es algo sorprendente y el efecto bello, dentro de un modelado incipiente rudimentario, La iconografía, dentro de cierto naturalismo, es dudosa en los canecillos. El primero por la izquierda parece representar a una figura en traje clerical; el segundo a un guerrero con lanza que toca instrumento musical enorme a modo de tuba o tobera; el tercero parece un guerrero joven; el siguiente es irreconocible y el quinto es una bestia. En el siguiente tramo se conserva un péquelo trozo de cornisa sostenido por tres canes. El de la izquierda es una figura con los brazos en cruz, el dentro quizás represente a la Virgen con el Niño y el otro, a un obispo acompañado de sacerdotes o acólitos. La técnica es bárbara de modelado bastante sintético, pero fresca.

La sacristía se encuentra en la cabecera y es de planta rectangular. Lo más sobresaliente es la cajonadura.

La torre de campanas se sitúa a los pies y es de planta cuadrada. Dispone de tres cuerpos sagrados por una moldura de filete o listón. El inferior es hueco, bajo el que se encentra la puerta de medio punto citada anteriormente. El acceso, a su vez, a esta zona está presidido también por un gran arco de medio punto, pero ocultado en parte por la tejavana del pórtico. Este cuerpo inferior se halla aparejado en sillería. El segundo y tercer tramos están aparejados en mampostería excepto los esquínales que lo hacen de sillar. En el último tramo se encuentra el campanario abierto a los cuatro lados por cuatro arcos de medio punto. Dos de los cuales se hallan cegados en la actualidad. Se cegaron según reza en el Libro de Fábrica en 1909. Esta es la única parte exenta de la torre. Al borde del tejaroz aparecen cuatro pináculos terminados en bolas.

Una vez estudiados cada uno de los elementos de los que consta, vamos a ver un poco cuál ha sido la historia constructiva de esta parroquia, siguiendo también los estudios del profesor José Ángel Barrio Loza. Según él es “un reflejo fiel del entusiasmo de una pequeña comunidad cristiana, una anteiglesia, por la conservación de su patrimonio”.

Interior de la iglesia de San Vicente de Ugarte
Interior de la iglesia de San Vicente de Ugarte.

La fábrica actual va a ser el resultado de sucesivas ampliaciones. La noticia documental más antigua que se conserva de esta iglesia data del año 1082 cuando los Señores de Bizkaia don Lope Iñiguez y doña Tecla su mujer la donan al monasterio de San Millán de la Cogolla, junto con sus tres decanías. Según Iturriza, Delmas,... fue fundada en el siglo X. Lo único que se conserva del primitivo edificio son los canecillos y las dos ventanas de la fachada norte, anteriormente citadas. A través del estudio que hace el padre Vázquez de ellos llega a la conclusión de que “aunque la primitiva iglesia de San Vicente de Mujica fuese construida en el siglo X, como afirman Iturriza y Delmas, asignamos a los restos estudiados fecha posterior a la fundación de dicha iglesia; opinamos que son del último tercio del siglo XI en cuya centuria se donó el mencionado templo al monasterio de La Rioja”. Según este mismo autor los caracteres que manifestaban dichas figuras y las ventanas son análogos a los monumentos de los siglos IX-X y XI, pero teniendo en cuenta que el arte se inició en esta región (Bizkaia), más tardíamente que en el resto de España, hay que señalar a las construcciones una fecha posterior a la que indiquen los caracteres artísticos de los mismos.

Según Barrio Loza fue construida, al menos hacia 1150, sobre todo por los canecillos que son de un románico rural. El tipo de iconografía no puede hacerla más moderna.

Debió ser la primitiva iglesia de San Vicente un notable edificio románico a juzgar por los restos de aquel momento artístico que conserva. Desde luego en románico fue construido.

Este templo será el que llegue a los albores del Renacimiento en evidente ruina por lo que se inician una serie de reformas, el acceso a los pies, algún vano, contrafuertados.

La torre se labra en 1652-69 por Pedro de Miango, maestro cantero de la misma vecindad. En un principio se contrata para que sea construida en dos años pero los problemas de financiación provocan que en 1668 todavía no esté terminada, pero lo hace tan mal que amenaza ruina y en 1695 el tejado de la iglesia también se encuentra en esta situación. En 1700 se reparan bóvedas y tejado.

La reforma que cambió radicalmente la estructura del templo será la del siglo XVIII. En ella se lleva a cabo una ampliación hacia la cabecera, ensanchamiento a base de un crucero, sacristía, pórtico. Este proceso de reformas es muy frecuente en el País.

Mobiliario

El mobiliario conservado en la actualidad que merece especial atención, es de fines del Barroco, más concretamente, de los años 1780-83, momento en que la comunidad de Muxika emprende nuevas obras en la iglesia, después de las vistas anteriormente, todas ellas suntuarias. Alegan los mayordomos y el cabildo de que Muxika posee unas rentas que les permite disponer de un lujo en consonancia.

Corresponde a este momento: la cajonería de la sacristía, los retablos mayor, colaterales y los de las cofradías, todos ellos conservados actualmente en un excelente estado.

Retablo Mayor de la iglesia de San Vicente de Ugarte
Retablo Mayor de la iglesia de San Vicente
de Ugarte.

Obra proyectada y realizada por Juan de Iturburu que dispuso de dos años para terminarla. Parece que Iturburu debió traspasar algunas de sus labores a otros maestros como José de Arazosa y Francisco Ruiz al menos es lo que se deduce de la aparición en la documentación de ambos; el primero de los cuales, ensamblador de Lumo, cobró por la cajonedura y el segundo por el dorado de los retablos. Lo que Francisco Ruiz policromo fueron solamente los bultos de los retablos.

Los retablos pensados para la capilla mayor se alinean los tres sobre el lienzo frontal del ábside, que queda prácticamente cubierto por las tres fábricas cocatenadas. Predomina la dimensión apaisada.

Este retablo tiene unos planteamientos algo movidos, con unos cuerpos sobresalientes y otros retraídos (según viejo invento de Borromini) creando efectos de claroscuro. Pero no son unas estructuras demasiadas movidas; parece más bien, que estos retablos se hallan precisamente situados en el momento de cambio de sensibilidad entre dos concepciones diferentes, una barroca (rococó mejor) y otra neoclásica. En el alzado Iturburu se halla ya informado de unos soportes clásicos, lisos, despejados de toda decoración y de unos complementos decorativos, ya liberados del atavismo rococó. El primer cuerpo es de claridad casi neoclásica con sus columnas compuestas flanqueando las tres calles. El ático ya es más complejo, desde el propio establecimiento quebrado, los frontones rotos o mixtilíneos, placas, volutas, rocallas...

En los tres retablos predomina el escenario sobre el programa iconográfico. En el retablo mayor sólo se estacionan bultos, los del titular, San Vicente que se encuentra en el centro y a sus lados los de San Pedro y San Pablo, más un cristo en el ático. Parecen también algunos angelotes... los colaterales son estructuradas también sobre columnas y pilastras compuestas. La iconografía se representa en lienzo. Son dos, el de las Ánimas y San Antón; también conocen el acompañamiento de angelitos, querubines y unos pequeños bultos santos: Santa Lucía, San Francisco de Asís, San José y Santa Polonia.

Según consta en una visita en 1900, pintados ambos por don Francisco de Oleaga al óleo.

Coro y órgano
Coro y órgano.

Los retablos de las cofradías de la Vera Cruz y el Rosario, en las capillas de los brazos del crucero, consiguen también la pretensión de correspondencia con los tres del presbiterio (“para que las cinco correspondan uno con otro”) pues se estructuran de igual manera que los otros: columnas y pilastras compuestas, un cuerpo central avanzante y calles extremas dobladas hacia atrás. El ático consigue una mayor severidad que en el retablo mayor.

En el retablo del Rosario, el titular se alberga en el cuerpo bajo, reservándose la hornacina del ático a San Agustín de bulto también. En el de Vera Cruz, una imagen mariana, contemporánea, ocupa el lugar del titular. En el ático se encuentra el bulto de San Román Nonato.

Aunque estos retablos caben dentro de la moda rococó, el retablista Iturburu conocía otras modas más modernas, de reacción precisamente a las blanduras y complicaciones decorativas; los retablos de Muxika en sus aspectos arquitectónicos se hallan en la antesala del neoclasicismo.

Respecto de los valores plásticos de los bultos, se hallan dentro de la corrección del estilo tardobarroco. Han resultado unos bultos, a pesar de la policromía acertada, algo severos, con cierto gusto por los años movidos, acuchillados. Su mérito es digno y bastante próximo a lo que por estos años se hacia en Bilbao.

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