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La iglesia de San Nicolás de Bari está ubicada en un pequeño ensanche, en la parte alta del municipio.

Es un edificio de planta rectangular, de una nave con capilla mayor sobreelevada, semicircular al interior y cuadrada al exterior. A los pies tiene un pequeño coro y torre embebida en el lado de la Epístola, sobre el baptisterio; en este mismo lateral, existe un pequeño oratorio, construido en época moderna.

La sacristía rectangular, que se encuentra hacia la cabecera en el lado del Evangelio, fue añadida poco después de la construcción de la iglesia, como lo demuestra, en el exterior, la existencia de un contrafuerte empotrado en el muro.

La iglesia está cubierta con bóvedas de lunetos, divididas en tramos por arcos de medio punto que se apoyan en ménsulas, y el presbiterio con bóveda de cañón.

Es una iglesia oscura, únicamente tiene abiertos dos vanos, en el lado de la Epístola y los pies. En la zona del coro tiene un bao.

La fábrica es de mampostería, con sillares en los contrafuertes y en las esquinas y vanos, para reforzare. Estos contrafuertes se alzan hasta el nivel del tejado y hay dos en cada muro lateral. Y en las esquinas, esto último nos es muy frecuente, posiblemente se colocaron con mayor seguridad ante la inestabilidad del terreno.

Iglesia de San Nicolás
Iglesia de San Nicolás. Los estribos, a pesar de ser
tan contundentes, soportan una liviana bóveda
tabicada. El edificio entero es bastante arcaico
para la fecha (1803).

A los pies, embebida en la iglesia, se alza la torre campanario. Esta parte de la iglesia ha quedado alterada por la construcción reciente de su frontón, de manera que la fachada ha sido tapada por un muro lateral.

En el lado del Evangelio existe un pórtico, el único acceso. La portada es adintela y esta flanqueada por dos pilastras decoradas con temas de cruces y círculos. Las pilastras y la sillería son de caliza roja de las canteras de Ereño y el umbral es de piedra arenisca de Durango.

La iglesia construida en 1803 por la Cofradía de Mareantes y Pescadores, sustituyó a una ermita edificada en 1750, según Iturriza: “San Nicolás de Lanchobe fundada a devoción de la Cofradía de los Mareantes el año 1750, cuia ampliación pretenden en paraje más cómodo y es dable sea Parroquia en el tiempo”.

Aunque posiblemente la construcción fuera algo posterior, en 1755, porque el 28 de noviembre de ese año, los maestres de chalupa del puerto de Elantxobe suplican al Provisor y Vicario General de la diócesis de Calahorra, permiso y licencia para celebrar misa por uno de los beneficiarios de la parroquia de San Andrés en la ermita que habían erigido:

“...porque dicho puerto dista de la parroquia de San Andrés de Ibarrangelua media legua a corta diferencia, y el camino ser bastante áspero en los días festivos, en que nos es permitido salir a pesca dejan de oir misa muchos marineros por el interés de dicha pesca, en notable perjuicio de sus almas y por ciertos semejantes inconvenientes y vivir en adelante cristianamente hemos erigido una ermita titulada San Nicolás de Bari”

Tres meses después, el 23 de febrero de 1756, estos maestres se obligan a tener dicha ermita cuidad a su costa, sin intervención de otros vecinos “con la limpieza, aseo, luz y utilenzias necesarias para la celebración del Santo Sacrificio de la misa”, así como los retejos y reedificaciones.

En la misma escritura se señala el nombramiento de Santiago de Laida, maestre, para que cuando concedan la autorización para celebrar misa, recoja la limosna y a fin de cada año presente las cuentas a uno de los curas de San Andrés y al mayordomo nuevo. En 1780 fue sustituido por Juan Antonio de Ibarrarán, cargo que ocupó hasta 1805, ya como mayordomo de la nueva iglesia.

Tras pleito con los vecinos de Ibarrangelu, llegan a un convenio en agosto de 1756, por el que uno de los tres curas beneficiarios de la parroquia de Ibarrangelu pasa a la ermita a celebrar misa los días de fiesta, precepto y domingos.

Interior de la iglesia de San Nicolás
Interior de la iglesia de San Nicolás.

La Cofradía obtuvo licencia del Provisor para días de precepto de un cuarto de real por las arrobas de besugo y de mareaje o soldada entera de cada lancha en las del atún. Este producto estaba destinado a la ermita y posteriormente para la iglesia.

A comienzos del siglo XIX la población había aumentado y la ermita se había quedado pequeña, por lo que la Cofradía decide levantar una iglesia. También a sus expensas, según lo dicho por Iturriza, en lugar distinto al que ocupaba la ermita. El 6 de diciembre de 1803 se procedió a la bendición de la nueva iglesia y se colocó el Santísimo Sacramento. Los maestres de lanchas vuelven a hacer escritura formal, obligándose “por sí y en representación de la misma cofradía, y quienes sucediesen en ella, a tener y mantener en pie con la debida decencia la referida nueva iglesia para el culto del Señor”.

Los responsables de las obras de cantería y carpintería fueron Juan Bautista de Onaindía y Francisco de Goitia, a quienes en 1807 se les pagan 6.700 reales. Hasta esta fecha el coste total de las obras fueron de 205.908 reales y 9 maravedíes.

La solicitud de permiso para erigirla planteó algunos enfrentamientos y la Cofradía planteó recursos ante la Real Cámara, al igual que la concesión de residencia fija de un beneficiado en el puerto (asunto por el que habían planteado litigio ya en 1797). Después de muchas discusiones en el transcurso del tiempo, se logra un acuerdo por el que un beneficiado se quedaba en la iglesia de Elantxobe, en 1807.

Retablo mayor
Retablo mayor.

La iglesia tardará tiempo en estar acabada. En 1821 cuando tiene lugar la primera separación del barrio de Elantxobe, en un escrito de Ibarrangelu se menciona que la iglesia estaba sin abovedar:

“Pretendió probar, igualmente que la referida iglesia de San Nicolás de Bari se hallaba con necesidad de bóvedas, altares y otras obras interiores, y que en consideración de ésta, procedía no sólo la extensión de los términos, sino también el que Ibarrangelu entrase a satisfacer un parte de la deuda contraída en la construcción de la nueva iglesia y de las fuentes”.

Por fin en el año 1835, queda terminada la iglesia, siendo el rematante del embovedamiento Florentino de Rentería, vecino del puerto de Elantxobe:

“Que mi parte deseando hacer entrega de la obra imbitó al Pueblo, pero este satisfecho de la solidez y cumplimiento de la obligación, resistió tal reconocimiento dando por bien ejecutada…”

Aunque en este párrafo se entrevé un buen acuerdo entre el rematante y vecinos, tuvieron ambos, sin embargo, sus diferencias, porque el pueblo no había satisfecho en el plazo acordado la cantidad convenida. Según el convenio, la obra se remató en 2.500 reales, acordando que a los 15 días se les entregaban a Florentino de Rentería 2.000 reales y el resto en plazos más postergados en 1.000 reales más el gasto del alimento. Pero el plazo para el cobro de los 2.0000 reales transcurrió y el rematante no recibió cantidad alguna, por lo que dio poder a Juan de Beitia par entablar juicio. No parece que este llegara a celebrarse porque el pueblo pagó lo convenido.

En 1.863 se construye una tejavana en la puerta de la iglesia y se hace una pared de mampostería con un sentadero. El coste total de estas obras son de 1.4567 reales y 37 maravedíes, provenientes de los sobrantes de los fondos municipales.

El pórtico y la portada lateral, además de la cancela, se realizaron en 1915. Era el maestro de obras don Teodoro Vidaechea, vecino de Bermeo; ello fue posible gracias a un compromiso entre el ayuntamiento y la parroquia que corrieron con los gastos a medias, 1.692 ptas, y 1.983 ptas., respectivamente.

Mobiliario

La sencillez del conjunto arquitectónico de la iglesia, impuesta por las limitaciones económicas de la Cofradía, se mantienen en su mobiliario.

El mayor interés, por su calidad, radica en el retablo mayor, barroco, de madera dorada. De dos cuerpos, el inferior está dividido en tres calles por cuatro columnas salomónicas con motivos vegetales. En el centro de la figura del patrono con exvoto de barco; en el nivel superior, rematando el retablo, un cristo crucificado.

De gran belleza y calidad es la puerta del Sagrario, con el tema de la Resurrección de Cristo, en relieve de bulto redondo; bajo el dorado, se puede apreciar en algunas partes, su policromía original.

SPuerta del Sagrario
Puerta del Sagrario.

Fue comprado en 1892 en el santuario de Arantzazu “viendo el vacío que existía en el altar mayor”, Costó 1.722 ptas. que fueron pagados por el ayuntamiento.

Dos años después, en 1894; se contrata a Timoteo Echebarri, dorador acreditado, para dorar y pintar el retablo. El coste total de 28.000 reales fueron aportados, 2.000 reales por los elanchoveses residentes en Filipinas y los restantes 8.000 por el ayuntamiento.

En los muros laterales del altar mayor, hay dos imágenes sobre peanas de San Antonio de Padua y de San Diego de Alcalá, procedentes del desaparecido convento de Franciscanos de las isla de Izaro. Los restantes retablos, del Rosario, Sagrado Corazón, Inmaculada Concepción y Calvario no tienen ninguna relevancia.

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