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Características generales del clima en Urdaibai.

La costa vasca forma parte de la región atlántica europea, caracterizada por su clima oceánico templado y húmedo. Esta región abarca una estrecha franja costera que va desde el norte de Portugal hasta el litoral escandinavo, avanzando tierra adentro en el centro del continente por las llanuras francesa y germana. En consecuencia, Urdaibai (y Busturialdea) presenta un clima templado oceánico, regulado por el Cantábrico, que garantiza la uniformidad de las variables atmosféricas. Las características principales de este clima son: leves oscilaciones térmicas, repartición homogénea de las precipitaciones a lo largo del año y escasez relativa de heladas.

En Urdaibai, el bajo volumen de precipitaciones veraniegas, especialmente en el mes de julio, es, sin embargo, el suficiente para evitar el déficit hídrico. Según la clasificación de Köpper, estas características definen un Clima Templado Húmedo sin Estación Seca. No obstante, al hallarse la comarca situada en la porción atlántica meridional y rodeada por factores geográficos de cierta entidad que modifican su meteorología, tales como el Golfo de Bizkaia, la península Ibérica y la Depresión Aquitana, presenta peculiaridades climatológicas que conviene considerar.

Tras el suave invierno, con la abundante lluvia y la subida de temperaturas típicas de primavera, los pastizales vuelven a reverdecerse.
Tras el suave invierno, con la
abundante lluvia y la subida de
temperaturas típicas de primavera,
los pastizales vuelven a reverdecerse.

Urdaibai se halla enclavada en el interior de un remanso del Atlántico, menos expuesto a las borrascas que, principalmente en invierno, recorren el occidente europeo impulsados desde capas altas de la atmósfera por los vientos del oeste y la Corriente en Chorro. No obstante, esa situación invernal, que se prolonga en primavera, es la que aporta una gran cantidad de lluvias regulares, no necesariamente copiosas, que se distribuyen regularmente coincidiendo con las temperaturas más frías. Durante el invierno pueden producirse, además, dos episodios de máximo frío: el primero, acompañado de humedad (que puede llegar a ser en forma de nieve), ocurre cuando el potente anticiclón del norte de las Islas Británicas envía aire frío y húmedo, que suele barrer toda Europa y alcanzar incluso el norte de África; el segundo, totalmente seco, ocurre cuando Europa occidental y, por tanto, Euskal Herria, quedan bajo la influencia del anticiclón de Siberia, que envía aire muy frío y, por supuesto, seco. Por otro lado, las borrascas otoñales, una vez localizadas sobre las Azores, en una latitud relativamente baja, empujan frentes cargados de humedad que invaden la Península por el sur. Estas masas de aire fresco y húmedo deben atravesar sucesivas cordilleras peninsulares. Esto les obliga a precipitar su carga de humedad y ganar temperatura, lo que se conoce como efecto Foëhn. Al alcanzar la costa del Cantábrico se encajan en sus valles recalentándose aún más y aumentando su velocidad. Originan así vientos racheados del sur que hacen disminuir la humedad y aumentar la temperatura por encima de lo que se considera normal para la época, consiguiéndose las máximas de la zona. Este ambiente es el popular bochorno que altera la trayectoria meteorológica de la comarca. Durante el verano esta situación atmosférica se resuelve generalmente en procesos tormentosos. Sin embargo, el verano suele alternarse con periodos de gran estabilidad, promovidos por una situación del anticiclón de las Azores más al norte, que desvía las masas húmedas y los frentes hacia Escandinavia, con fases húmedas, cuando el anticiclón de las Azores se debilita o desplaza un poco hacia el sur. Igualmente, es habitual que en otoño se mantengan las condiciones del verano, si el anticiclón se estabiliza sobre el continente europeo, situación que puede durar semanas, alargándose el estiaje. Es en ese periodo del año cuando se han producido ocasionalmente fenómenos de gota fría. Explicado escuetamente, suele ocurrir que penetra una masa de aire muy frío en altas capas de la atmósfera, en tanto que en superficie se mantiene una situación térmica cálida; al retirarse nuevamente hacia el norte la masa de aire frío, a veces, una especie de burbuja de aire frío, la zona que había penetrado más al sur, queda aislada de la masa general ya retirada. La burbuja de aire frío entra en contacto con la masa de aire cálido más superficial, que muchas veces tiene una carga de humedad importante, debido a la evaporación del agua del mar. Este fuerte contraste provoca fenómenos tormentosos de gran violencia y de pluviosidad extrema, frecuentes en áreas del Mediterráneo y que generaron en el Golfo de Bizkaia las inundaciones de 1983.

El río Axpe
El río Axpe (Busturia) nos demuestra
que, de vez en cuando, por verano,
la sequía se hace presente.

La crudeza del invierno se atempera aquí por la frecuente circulación ciclónica sobre la costa, que provoca gran parte de las precipitaciones y temperaturas templadas. Pero bajo situaciones anticiclónicas en el resto de la Península, barren la costa del Cantábrico frentes fríos asociados a las borrascas atlánticas que rozan la Cornisa originando fuertes chubascos. Cuando las altas presiones dominan en el Atlántico y el anticiclón se alarga en forma de cuña hacia Escocia y Escandinavia, los vientos se tornarán del norte y noreste en la zona, trayendo masas de aire frío que suelen provocar descensos generalizados de temperaturas y fuertes nevadas. Este fenómeno se denomina ola de frío, y provoca grandes migraciones temporales de la avifauna europea, que busca áreas más abrigadas donde refugiarse durante unos días, tales como las costas del Cantábrico.

Por el contrario, en el mes de agosto el anticiclón de las Azores puede provocar la llegada de masas de aire húmedo a la costa, que al ascender por las laderas provoca ligeras precipitaciones denominadas orográficas, con nubosidad de estancamiento. Asimismo sobre el Golfo de Bizkaia se da cierto recalentamiento al final del verano que aumenta la humedad en circulación sobre el mar. En el interior de la Península, el calentamiento superficial del aire suele producir una baja térmica estival que si coincide con circulación fría en las capas altas de la atmósfera, desencadena procesos tormentosos.

El interior de Urdaibai recibe mayores precipitaciones que la costa. En Muxika, por ejemplo, el número de días de precipitación es menor que en Gernika-Lumo y, sin embargo, el volumen de agua caída es mayor. La diferencia de temperatura entre enclaves costeros como Mundaka. Busturia o Bermeo y los del interior suelen ser habitualmente de varios grados.

Caseríos Nafarrola
En esta instantánea tomada en el
entorno de los caseríos Nafarrola,
de Bermeo, se puede observar como
es el otoño en esta zona. Con la
llegada de las lluvias, y antes de la
llegada del invierno, todavía hay
tiempo para una floración más por lo
que los pastizales toman un aspecto
más colorido que en verano; no
obstante, los días son más cortos por
lo que los árboles de hoja caduca
comienzan a perder sus hojas y se
prepara para hacer frente así al
invierno.

La humedad relativa media de las estaciones de otoño e invierno es del 80%, mientras que en primavera y verano es del 70%. El tiempo de insolación al año suma alrededor de 1.750 horas, lo que supone una media de 150-200 días de lluvia al año.

Dada la orientación meridiana del valle, las nieblas y fenómenos de inversión térmica son menos persistentes en el estuario y aledaños. Dado que las brisas y vientos del mar barren fácilmente la atmósfera impidiendo el estancamiento de masas de aire. Esta renovación se ve dificultada en valles cerrados como los de Oma y Basondo (Kortezubi), o en los tramos semiocluídos de los ríos principales, en zonas como Areatza y Ugarte (Muxika), Albiz y Olabe (Mendata) o incluso Ibarrangelu. Dichos fenómenos hacen del interior un ambiente levemente continentalizado con variaciones mayores de temperatura, mientras que los tramos bajos de los ríos y la franja costera gozan de una mayor regulación térmica y las precipitaciones son menos cuantiosas. Aparece, por tanto, un cierto matiz meridional en la costa que hace asemejarse su clima al mediterráneo. Si bien el balance hídrico está garantizado.

Este ambiente con escasas heladas es muy propicio para el crecimiento de cítricos como el limón, que es cultivado junto a los caseríos de los municipios costeros desde hace siglos, utilizado como conservante y antiescorbútico, tanto en la alimentación en tierra como en alta mar. En los reductos de bosques mixtos de la zona, permanecen especies vegetales y animales típicos de zonas subtropicales que demuestran la benignidad del clima costero de Urdaibai. Sobre las calizas urgonianas se simulan las características de un microclima peculiar, considerablemente más cálido, como si fuera mediterráneo. A pesar de la elevada pluviosidad característica del la comarca, el agua es evacuada rápidamente, pues el subsuelo en las montañas kársticas es poroso. Esto provoca una situación de sequedad en la superficie y permite el desarrollo de un tipo de bosque típico de áreas mediterráneas, donde las condiciones de sequía son las habituales. En esta situación se encuentran los macizos de Atxarre, punta Ogoño, Foruko Atxa, etc. Las especies vegetales presentes en estas montañas son típicamente mediterráneas (encina, madroño…). Tan sólo en dolinas o laderas resguardas del sol, y en los bordes de los macizos calizos, donde se acumulan suelos fértiles de cierta profundidad y unas condiciones de frescura atmosférica, pueden proliferar otras especies, que forman orlas y bosquetes mixtos de hoja caduca.

Ajangiz
En muchos días de invierno la
temperatura nocturna desciende tanto
que, por las mañanas, no es difícil
toparse con panorámicas como esta
de Ajangiz
>Gernika-Lumoko Arana auzoa
Tampoco es raro que nieve como
puede observarse en el barrio Arana
en Gernika-Lumo

Sin embargo en los grandes valles cerrados de los macizos calizos es frecuente el estancamiento de masas de aire fresco y húmedo que, si la situación anticiclónica se estabiliza y cesan los vientos, durante las noches despejadas se rebasan habitualmente los puntos de rocío y congelación, provocando día tras día nieblas y heladas nocturnas, tal y como ocurre en Oma y Basondo (Kortezubi) o en Bollar (Ereño).

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