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El constante batir de las olas contra la costa en la zona de marea rompe en mil pedazos las conchas, caparazones y exoesqueletos de multitud de invertebrados marinos. A lo largo de los últimos milenios de la Era cuaternaria, el mar Cantábrico ha almacenado toneladas de estas partículas que denominamos arena tanto en los remansos de la costa, a sotavento de los cabos, como en las bahías, originando arenales de variada extensión.

En Urdaibai, la playa de Laga se acumuló protegida de los apéndices costeros de Antxon Azpia y Ogoño. El río tuvo escasa influencia en su formación debido a su parco caudal. Sin embargo, la playa de Laida y los arenales de Mundaka y Sukarrieta se formaron por la acción de dos fuerzas contrapuestas, la marea del Cantábrico y la corriente del río Oka. Se formó una barra transversal que una vez superó el nivel de las pleamares vivas quedó expuesta a la acción del viento.

Tanto en Laida como en Laga se formaron dunas que los vientos dominantes del noroeste se encargaron de modelar. Desgraciadamente la primera de ellas vio a mediados del siglo XX desaparecer sus montañas de arena, que alcanzaban más de diez metros de desnivel en puntos cercanos a Arketa (Ibarrangelu). Todavía a finales de los años cuarenta del siglo XX se citaba el barrón (Ammophila arenaria subsp. australis), gramínea fijadora de dunas, en el extremo oeste de la playa.


Tan sólo las lapas (Patella sp.), las
bellotas de mar (Balanus balanoides)
y algunos líquenes (Verrucaria sp y
Galoplaca sp., entre otros) incrustantes
están capacitados para soportar los
rigores de la zona de de salpicaduras
en la rompiente.

Laida presentaba, desde tan sólo unas décadas, un perfil totalmente homogeneizado, soportando un uso humano masivo durante la temporada de baños. Cuando llegaban las mareas de sicigias o pleamares vivas coincidentes con los solsticios, la playa desaparecía bajo las aguas.

Por su parte, Laga ha sufrido una fuerte reducción de su extensión dunar, ya de por sí escasa. La duna que antaño trepaba por la ladera fue plantada con pino marítimo (Pinus pinaster) y más tarde sirvió de aparcamiento y zona de acampada, siendo pavimentada hasta quedar reducida a una mínima expresión entre la zona de servicios actual y la playa sometida a las mareas. Allí resisten los últimos representantes de las comunidades psammófilas y halófilas que describiremos a continuación. La fuerte ruderalización de este ambiente, además de su degradación y alteración a cargo de los miles de visitantes, y el tráfico de vehículos que soporta, junto con la acción de las máquinas limpiadoras de arena, son los principales factores que hacen peligrar este delicado y escaso hábitat a punto de desaparecer de la Costa Vasca.


El arenal de Laida, hacia 1950.

Otras pequeñas playas, como la de Kanala, también presentan algunas de las especies típicas de este medio. Además, hay dos arenales artificiales, los rellenos –procedentes de dragados ejecutados en la propia Ría de Urdaibai- de Axpe y San Kristobal, en los que crecen varias plantas dunares.

A la acción del viento y el salitre, se suma en los arenales costeros un problema peculiar: la inestabilidad del suelo, poroso y en continuo movimiento transportado por los persistentes vientos. También aquí, estos factores determinan la aparición de bandas de vegetación. Conforme se asienta y estabiliza el sustrato arenoso, aparece una cubierta más densa y diversa. Colaboran en la colonización vegetal provistos de raíces profundadas y tallos reptantes, que forman macollas y disponen sus hojas en rosetas para protegerse entre sí y resistir mejor la acción abrasiva del viento y la arena. Las áreas privadas de la inmediatez del mar permiten el crecimiento de céspedes de gramíneas, hierbas anuales seguidas de las primeras comunidades arbustivas que indican un suelo fértil capaz de sustentar a los primeros bosques. La escasa extensión actual de los arenales espontáneos en Urdaibai, su fuerte antropización y la proliferación de especies ruderales, dificultan la observación de esa dinámica natural. El bandeado de este paisaje ha desaparecido y las comunidades se entremezclan restando escasos ejemplares en muchas de las especies e incluso habiendo desaparecido otras.


Sistema dunar de Laga, en Ibarrangelu.

Aún podemos observar cómo colonizan los restos de dunas y promontorios arenosos ejemplares dispersos de cardo marino (Eryngium maritimum), con sus características hojas azuladas y espinadas que la protegen del aplastamiento de los transeúntes y de la sequedad ambiental. Junto a él plantas con tejidos crasos, henchidos de agua y sales como la arenaria de mar (Honckenya peploides), la herniaria (Herniaria ciliolata subsp. robusta), la barrilla pinchosa (Salsola kali) o la cada vez más escasa manzanilla marina (Matricaria maritima). También resisten la fuerte implantación del turismo playero especies que han desarrollado simultáneamente otros tipos de adaptación, como el recubrimiento de sus órganos foliares con pelos para reflejar la luz y disminuir así la transpiración, como le ocurre a las mielgas (Medicago marina y M. littoralis). Gramíneas como Festuca rubra subsp. arenaria y la gramma marina (Elymus farctus subsp. boreali-atlanticus), poseen tallos reptantes y largos rizomas que cumplen el importante papel ecológico de fijar los primeros montículos de arena, para facilitar su colonización por otras como la oruga marina (Cakile maritima subsp. integrifolia). Estas especies tienen tallos flexibles para salvar el enterramiento bajo la arena transportada por el viento o los transeúntes.

Tabla 1. Asociaciones y especies de playa y duna.

Otras especies características de los arenales secos de Urdaibai son las lechetreznas Euphorbia paralias y E. peplis, ésta última pequeña y rastrera, ambas en trance de de desaparición.

Las zonas de arenas estabilizadas, tanto por el crecimiento espontáneo de la vegetación, como por la acción del ser humano mediante la pavimentación o el simple tránsito, se cubren de una bella gramínea fácilmente reconocible por sus espigas en forma de rabo de liebre, Lagurus ovatus. Junto a ella se ha naturalizado en Laga una especie originaria de Sudáfrica, Arctotheca calendula, de flores amarillas y frutos lanudos. Otras especies representadas en la zona son la correhuela marina (Calystegia soldanella), Polygonum maritimum, Atriplex prostrata, Linaria supina subsp. maritima, la manzanilla real (Helichrysum stoechas), la avellana de mar (Aetheorhiza bulbosa subsp. bulbosa), Juncus acutus, Desmazeria marina, la azucena de mar (Pancratium maritimum). La ciperácea Carex arenaria forma céspedes sobre las arenas estables junto con las gramíneas Poa subcaerulea y Vulpia fasciculata. Donde la estabilidad del sustrato permite la acumulación de un suelo más fértil, aparecen especies más propias del estrato arbustivo del encinar, tales como el aladierno (Rhamnus alaternus), Rubia peregrina, la zarzaparrilla (Smilax aspera) e incluso el helecho común (Pteridium aquilinum).


Diferentes especies vegetales que
crecen en el sistema dunar

Detalle de la planta Lagurus ovatus.

Las especies de hongos que pueden desarrollase en las dunas están adaptadas a la movilidad del sustrato, a la escasa disponibilidad de materia orgánica y en particular a un alto estrés hídrico. En este ecosistema dominan especies psammófilas como Agaricus devoniensis, Conocybe dunensis, Cyathus pygmaeus, Hygrocybe conicoides, Hygrocybe olivaceonigra, Inocybe arenicola, Lepiota brunneolilacea, Melanoleuca cinereifolia, Omphalina galericolor, Omphalina pyxidata, Peziza ammophila, Psathyrella ammophila, Suillus mediterranensis, Tulostoma brumale, etc.

La fauna de vertebrados no presenta en la zona especies características de este hábitat, tan sólo poblado por lagartijas roquera (Podarcis muralis) e ibérica (Podarcis hispanica). Es también frecuentado por numerosas aves limícolas y marinas en momentos de sosiego durante la noche o al alba, cuando está ausente el ser humano. Una de las transformaciones más drásticas recientemente sufridas por el estuario de Urdaibai consiste en el relleno en 1977 de casi 100 hectáreas de marisma en Axpe y San Kristobal (Busturia) con arenas extraídas mediante dragado del canal de la ría, para facilitar el tránsito de barcos desde el astillero de Murueta. El acumulo artificial de arenas ascendió en algunos lugares hasta más de dos metros sobre el nivel de pleamares medias, formando extensos arenales que han sufrido un proceso espontáneo de recolonización. Desde entonces, se han llevado a cabo varios dragados más –de menor volumen- en la ría y los materiales obtenidos han sido depositados en el entorno de la propia ría (playa de Kanala y de Laida, entre otros lugares). En sus bordes persisten los tarajes (Tamarix gallica), cuyas fuertes raíces estabilizan el perfil del terreno. Sobre los limos de alrededor crecen hoy las comunidades de plantas típicamente marismeñas. El interior de los arenales ha sido parcialmente colonizado ya por especies psammófilas típicas de comunidades dunares entre las que destacan por su alta densidad la cola de liebre (Lagurus ovatus) y la manzanilla real (Helicrysum stoechas) entre otras. La fauna asociada presenta ciertas peculiaridades. Proliferan diversas especies de insectos típicos de hábitats dunares tales como la tijereta Labidura riparia, o coleópteros como Polyphylla fullo, cuyas grandes larvas viven enterradas en la arena. Dos especies de aves, el bisbita común (Anthus pratensis) y el chorlitejo chico (Charadrius dubius), nidifican exclusivamente en estos arenales, pero la falta de control de accesos a estas zonas de crías dificulta su éxito reproductor.


Relleno de San Kristobal (Busturia).

A finales del siglo XX y a principios del siglo XXI en los arenales de Laida y Laga se llevaron a cabo proyectos de regeneración, protección y puesta en valor de los sistemas dunares de ambos. En Laida, llevado a cabo por el Gobierno Vasco. Éste ha dado excelentes resultados, produciéndose una regeneración vegetal muy rápida. En el año 2004 se identificaron 13 especies de plantas dunares y dos años más tarde 30 especies. En Laga, por su parte, un grupo de voluntarios/as de Urdaibaiko Galtzagorriak lo puso en práctica. Así mismo, desde el Gobierno Vasco se promovió un plan de regeneración (instalación de captadores de arena, plantación de especies vegetales de dunas…). El seguimiento de los proyectos en ambos arenales todavía están en vigor.

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