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La ermita de San Salvador se localiza en el barrio de Berreño, en la ladera del monte Kanpona, próximo a una mina de yeso abandonada. Desde esta ermita se divisa la de Santiago Apóstol.

Es un pequeño edificio de una sola nave y planta profunda (8,80 x 6,30 m). Realizada en aparejo de sillarejo lucido salvo esquinares, vanos y acceso. Cubierta a dos aguas, sin espadaña, que forma un pequeño pórtico a los pies del edificio, sujeto por una gran cercha de madera que apoya en unos postes esquineros. Bajo el pórtico se abre el acceso principal en importante arco renacentista de medio punto con las dovelas muy marcadas y gran clave sobresaliente. La campana se halla en el interior de la ermita, suspendida de una viga.

Guarda una imagen de El Salvador (Ascensión), un retablo de San Pedro y San Pablo (en relieve), y distintos cuadros (Sagrado Corazón de Jesús, Virgen, Ángel Custodio y Descendimiento de la Cruz).

Su estado de conservación es buena, aunque algo deteriorada.

Hay que destacar, por ser del siglo XI, una ventana empotrada en los muros de esta ermita. Se trata de una pieza tallada en un bloque monolítico de arenisca en la que se abre con un hueco central rectangular cuya luz aparece dividida por un ajime. No presenta óculo alguno sobre las luces.

Este vano es un tanto original por su decoración. Está enmarcado por una línea incisa que en el antepecho se acompaña de dos nuevas incisiones horizontales y paralelas que se hallan atravesadas por motivos en zig-zag.

Esta decoración, conseguida a base de líneas incisas de torpe ejecución, recuerda a la más elaborada de las ventanas de Isla (Gautegiz Arteaga).

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